A lo largo de la vida son muchas las personas que nos acompañan en nuestro viaje diario. Son los denominados amigos.Desde el colegio hasta la vida adulta (de la que ahora formo parte muy a mi pesar a veces)van pasando con nosotros por todas esas etapas que nos marcan: el primer suspenso, la primera cita, la primera salida nocturna, el primer cigarrillo, la primera borrachera, el primer desengaño....
Van pasando por nuestras vidas y nuestros corazones y de todos guardamos un dulce o amargo recuerdo (según la experiencia)hasta que un día se pierde el contacto y al cabo de los años no se sabe nada de ellos excepto la impronta que dejo su recuerdo en una etapa concreta.
Pero hay otros, esos que conoces por casualidad (una clase común,el amigo de otro amigo, un mismo empleo, etc.)que a pesar de los años y la distancia y todos los giros que pueda dar la vida (que mira que son tantos), siguen ahí contra viento y marea.
Y quizás ya no los veas tanto como antes porque ya no tienes 17 años y tu empleo, los gastos y las obligaciones, la vida familiar y demás, no te permitan hacer aquella pandilla de fin de semana que salia a comerse la noche y con ella el mundo, pero siguen contigo y tu con ellos en una especie de comunión misteriosa.
Sabes como les va la vida aunque solo hables una vez al mes y por teléfono, pero entonces, el mundo se detiene y todo vuelve a ser como a los 17.
Entienden tus guiños, las viejas bromas, saben por el tono de tu voz si algo va mal o bien, los conoces casi o incluso mas que a ti misma y cuando los encuentras a todos te sientes liberada de todo cuanto has ocultado o callado, porque solo el estar con ellos alivia esa pesada carga.
Quiero a mis amigos estén cerca o lejos, los vea poco o mucho (aunque nunca es suficiente)porque no tengo nada que ocultarles, porque no me avergüenzo de como soy o lo que soy ni de como son ellos.Nos aceptamos a pesar de conocernos y eso, es el mejor de los regalos que puede tener un ser humano.
Gracias a mis amigos que no necesitáis que incluya aquí vuestros nombres porque de sobra sabéis de quienes hablo.
Apenas recuerdo cuando comenzó mi afición por la escritura, solo se que convirtió en una parte más de mi persona sin casi darme cuenta. Una vez leí que escribir, "era defendernos de la soledad en la que vivimos", quizás sea cierto, o quizás no. Mi única pretensión con este blog es disfrutar haciendo algo que me gusta, aprender a conocerme mejor, atreverme a expresar lo que verdaderamente siento y por supuesto a compartirlo sin temor alguno...
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