¡ BIENVENID@ VISITANTE !

Apenas recuerdo cuando comenzó mi afición por la escritura, solo se que convirtió en una parte más de mi persona sin casi darme cuenta.

Una vez leí que escribir, "era defendernos de la soledad en la que vivimos", quizás sea cierto, o quizás no.

Mi única pretensión con este blog es disfrutar haciendo algo que me gusta, aprender a conocerme mejor, atreverme a expresar lo que verdaderamente siento y por supuesto a compartirlo sin temor alguno...

1 ago 2008

La Breve Historia de Iria

Yo sabía que se encontraba de camino mucho antes de que me lo comunicaran oficialmente, esas cosas se saben, mejor dicho, se sienten y yo lo sentía con la misma fuerza que ahora siento el sol quemando mi piel en esta tarde de verano caluroso.
Ahora me la imagino a veces correteando por la casa, riendo a carcajada limpia mientras la persigo, haciendo como que no puedo alcanzarla, y ella se ríe aun más y sus rizos se descomponen y se escapan de su cabeza como si quisieran echar a volar.

Veo sus ojos verdes, igual que los de su padre, mirando fijamente todo cuanto sucede a su alrededor, descubriendo el mundo por primera vez. Y me da miedo que en cualquier momento se gire hacia mí y quede atrapada en esos dos grandes abismos oceánicos de por vida.
En medio de la noche me despierto creyendo que me llama, y casi puedo adivinar su pequeña silueta en el que debiera haber sido su cuarto, alzando sus bracitos en busca de mi protección.
Ya no puedo protegerla, es demasiado tarde, quizás por eso intento con tanta fuerza avivar su fantasma y retenerlo junto a mí el mayor tiempo posible. Esa es mi recompensa y mi castigo.

Mi pequeña Iria, aquella que fue pero dejó de ser. Ni siquiera se habla de ella, su recuerdo se ha convertido en tabú para aligerar el peso de la culpa que produce el alivio de tener la justificación de desterrarla por siempre al olvido.
Hay una canción que dice: “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”.
Cuan cierta es, porque yo añoro lo que jamás llegaré a compartir con ella.
Ahora me doy cuenta que le hubiera podido dar tanto; y sin embargo no tuve el suficiente valor para verla en el momento que quisieron enseñármela…
Un pedazo de mi, inerte, pero mío, al que negué hasta una simple mirada. Solo deseaba que acabase todo lo más rápido posible, huir hacia ningún lugar y hacer como que nunca nada de aquello había sucedido.
Olvidar el olvido, su breve historia, la breve historia de Iria, mi hija.

1 comentario:

vir dijo...

vaya, pues a pesar del calor a mí se me acabande poner los pelos de punta.... No aclaras bien cuáles han sido los motivos de esa historia tan breve, pero en cualquier caso la vida sigue... y a ella debemos aferrarnos tanto como podamos. Quizá no sea bueno convertir una historia así en tabú. Un abrazo muy grande